No es una suposición irracional pensar que, en una vida futura, consideremos un sueño nuestros pensamientos actuales.
La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia.
Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado. Es por eso que la educación del futuro debe volver sobre las incertidumbres ligadas al conocimiento.