Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo, sus órganos, sus huesos, sus funciones, sus sitios, pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma.
Vale la pena vivir, aunque fuera solo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.
Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias.
Aquel que mete la pata, y reconoce su falta, da prueba de su valor, reconociendo su falta.