A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas.
Ciertos recuerdos son como amigos comunes, saben hacer reconciliaciones.
El instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo.
Seamos agradecidos con las personas que nos hacen felices, ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer nuestra alma.
Somos sanados del sufrimiento solamente cuando lo experimentamos a fondo.
Los celos no son corrientemente más que una inquieta tiranía aplicada a los asuntos del amor.
El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad.
Para el beso, la nariz y los ojos están tan mal colocados como mal hechos los labios.
En cuanto somos desdichados, nos volvemos morales.
Los recuerdos comunes son a veces los más pacificadores.