El imperio de la propaganda es uno de los signos de la inferioridad mental de nuestro tiempo que esta acabando con el poder individual de investigación.
En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse.
Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo.
Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si por ventura no se está muriendo de hambre.